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LA ARQUITECTURA Y EL ARTE

La arquitectura, es un arte y al combinarlo con algunas técnicas, los arquitectos son capaces de crear, diseñar, construir y proyectar una gran cantidad de construcciones hermosas. El arquitecto es el jefe o director de una construcción o al menos así lo veían los griegos. En pocas palabras todo proyecto arquitectónico debería contar con un arquitecto que sea capaz de guiar y ayudar en el proceso y que, además, le dé ese toque artístico que convierta ese proyecto en algo diferente, en algo artístico y digno de admirar.

A diferencia de la pintura y la escultura, la arquitectura es un arte que necesita de la interacción de los seres humanos. En un arte “habitable” que cumple con una función específica, más allá de la mera contemplación. En un sentido estrictamente utilitario, la verdadera arquitectura se piensa y se construye con un fin específico: brindar espacios donde vivir, trabajar, divertirse, viajar…la arquitectura no puede desligarse de un fin social porque, de lo contrario, sería una escultura. Sin embargo, ¿todo edifico concebido por un arquitecto es, necesariamente, una obra de arte? Para los griegos, el Partenón cumplía con un propósito religioso y social, por lo que es muy probable que quienes entraban a la Acrópolis y le rendían culto a Atenea no se detuvieran a pensar si ese edificio de mármol, pintado de colores era, en sí, una obra de arte. Aquí entra en acción el paso del tiempo y los análisis posteriores que, sobre una obra específica, decidirán si un edificio puede considerarse, o no, una obra de arte.

La Arquitectura es arte, no hay de otra. Sin embargo, hay que comprender que para que algo sea arte existen reglas, conlleva técnica y se debe cumplir con ciertos requisitos.

La buena Arquitectura es arte; una composición espacial que cubre las necesidades emocionales, físicas, estéticas y de supervivencia del ser humano es forzosamente artística y cumple con los requisitos para ser una buena pieza de arte. Se necesita de talento y sensibilidad para crear de tal manera que se cumpla con lo necesario para habitar y al mismo tiempo, enriquecer la calidad de vida desde las diferentes dimensiones, que necesita para esto el ser y la vida misma.

Arte y arquitectura a su vez se abrazan en cuanto a la decoración del espacio. Cuando el diseñador de interiores realiza una decoración rica en obras de arte, pinturas, esculturas, tapices, alfombras de primer nivel, es otro ejemplo de cuándo el arte y la arquitectura son comunes.

Una obra de arquitectura tiene una idea, un vínculo orgánico entre concepto y forma. Las piezas no se pueden restar o agregar sin alterar las propiedades fundamentales. Los fenómenos del espacio, la luz, el material/detalle, tal como lo entienden otros, transmiten el arte, ya sea que la idea organizadora se comprenda por completo o no.

Las distintas expresiones del arte han influido, calificado y contribuido en términos de ideas y de manera concreta, visible, formal, al desarrollo de la arquitectura de las ciudades. La arquitectura y el urbanismo moderno, como parte de lo que conocemos como racionalismo, no son entendibles sin la presencia de las llamadas vanguardistas figurativas, que comprenden distintos movimientos artísticos que datan de finales del siglo XIX y principios del XX, como el impresionismo, el expresionismo, el cubismo, el futurismo...Algunos arquitectos del movimiento moderno desarrollaron actividades paralelas entre arquitectura, pintura o escultura, retroalimentándose conceptualmente unas a las otras.

Ambas establecen una historia o una interpretación al momento de ser contempladas. Es más, la arquitectura es considerada como un reflejo del arte en una determinada época, que expresa la cultura y cómo las personas percibían el mundo.

 

Pensar en el espacio

Para una primera mirada, el espacio es transparente, invisible: vemos las cosas, las personas, los objetos, pero no el espacio. Percibir el espacio supone todo un proceso de abstracción. Así surge la geometría, a partir de una visión abstracta de la naturaleza y sus formas. La idea de espacio requiere la actividad configuradora, operativa, de la mente racional y matemática. Medición y organización, o medida y orden, son precisamente dos de las categorías estéticas centrales no sólo en la cultura griega, sino también en el mundo romano y helenístico. Dicho de otro modo, la medida y el orden son las vías para hacer visible el espacio, para delimitarlo en un uso humano concreto.

 

Arquitectura emocional

Es un término que parte de las sensaciones que genera el hombre en los espacios arquitectónicos. Por lo que es catalogada, como un área humanizada. No sólo formalista. En la que la prioridad es ser atractivo para la vista, que no sólo caiga en una arquitectura ocular. Identificando, dentro de esta última, una ausencia de elementos que harán que los espacios se humanicen, que sean aptos para vivir.

El desarrollo de estas emociones dependerá del requerimiento de los espacios que pide el proyecto arquitectónico: procesar y reflejar en las soluciones de los elementos que hagan habitable el espacio para el usuario.

 

La Arquitectura como Producto Visual

Todo lo que existe es imagen. Todo se traslada a un terreno estético y se valora por su apariencia, el mundo se ha estetizado. La situación actual de la arquitectura se ha enfocado y limitado a la apariencia, el diseñar con preferencia y dar una impresión ocular con la piel exterior del edificio. Ha olvidado, en gran parte, el fin último para lo que es creada. Para el ser humano que lo habitará, que desarrollará sus actividades dentro de cada espacio del proyecto arquitectónico, habrá que pensar y tomar más en cuanta al usuario, originando las emociones que se reflejarán en el diseño de los espacios.

 

Lo emocional en la Arquitectura

El arte en general, y naturalmente también la arquitectura, es un reflejo del estado espiritual del hombre en su tiempo. El arquitecto para ser comprendido por el usuario a quien le diseña, debe de conocerlo, saber de sus emociones y las percepciones que puede tener con el producto arquitectónico que le desarrollará, sea cual fuere el usuario que habitará el espacio.

 

El significado emocional

Lo más importante que debe ser tomado en cuenta dentro del diseño arquitectónico es el hombre, el usuario de los espacios para los cuales tendrá las sensaciones en el momento de habitarlos para realizar sus actividades. En el manejo del funcionalismo y la forma, se ha dejado en segundo o tercer término las sensaciones del usuario. La psicología de la percepción nos enseña a rechazar el realismo ingenuo. El mundo no es como inmediatamente se nos aparece. Debemos tener en cuenta siempre, que nuestras percepciones pueden ser superficiales o incluso equivocadas.

La arquitectura actual tiende a ser retiniana, se dirige al ojo. Es narcisista porque enfatiza al arquitecto, al individuo. Y es nihilista porque no refuerza las estructuras culturales, las aniquila.

 

Emociones y tecnología

La arquitectura humanizada se ha logrado gracias a la generación de emociones y sensaciones, desde el origen del proceso de diseño arquitectónico y de la mano con el uso de la tecnología. La arquitectura es más que una construcción de espacios lógicos y funcionales; es una obra de arte. A través de ella, habitamos los lugares para poder apreciar y sentir al estar en nuevos ambientes. Factores como el color, la iluminación y el uso del agua establecen, características especiales en los ambientes que agudizan ciertos sentidos en el ser humano.

La arquitectura corresponde, desde el punto de vista físico, uno de los elementos más importantes del ambiente y de la construcción en sí. El manejo y conocimiento de los materiales, de acuerdo a sus características y texturas son de gran importancia para poder ser utilizado dentro de la arquitectura emocional, esto para llegar a crear impresiones dentro de los espacios, en el objetivo principal que es “habitar”.

 

 

 

 

 

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