NOTICIA: Arquitectura biomimética: los beneficios de inspirarse en la naturaleza.
El cambio climático y los continuos avances científicos y técnicos nos animan a seguir investigando arquitecturas más sostenibles y que se adapten mejor a nuestras necesidades y al entorno natural. El biomimetismo es una interesante estrategia que toma la naturaleza como marco de referencia e inspiración.
Actualmente las sociedades desarrolladas se hayan en una fase de intención de reconciliación con la naturaleza, y conforme evolucionan científica, técnica y socialmente, buscan cada vez más líneas de desarrollo de cualquier proceso más naturales y con un menor impacto en el entorno. Esto incluye a la arquitectura y el urbanismo, donde desde las agresivas y sucias ciudades originadas con la Revolución Industrial cada vez buscamos más entornos salubres, agradables, y actualmente con un impacto ambiental mínimo.
La arquitectura biomimética es una línea de diseño interesante para este planteamiento, ya que se basa en la lógica de que si lo que pretendemos es reconciliarnos e integrarnos en la naturaleza, debemos inspirarnos en ella para encontrar las soluciones a nuestros retos. En este aspecto, la arquitectura biomimética no busca meramente “imitar” las formas físicas de la naturaleza, sino extraer soluciones a problemas comunes a través de las normas que la rigen, con estrategias tan diversas como imitar formas, emplear materiales a la manera natural o inspirarse en patrones de comportamiento presentes en la naturaleza. Para ilustrar esta diversidad podemos ver algunos ejemplos:
Edificio de oficinas 30St Mary Axe (Londres, Reino Unido), “El pepinillo”
Imágenes de la torre desde el exterior y de sus vacíos vistos desde el interior. Imágenes de Nigel Young y Foster + Partners, extraidas de Plataforma Arquitectura.
Este edificio, diseñado por Foster + Partners e ingenieros de Arup, ya indica su referencia natural en el sobrenombre “The Gherkin” (El Pepinillo), que describe su forma aerodinámica similar a una pelota de rugby alargada o a numerosas semillas, como dátiles, piñas o bellotas alargadas. Además de una morfología que busca minimizar su superficie optimizando el soleamiento e iluminación y la relación con el entorno, el edificio emplea un eficiente sistema de ventilación del aire similar al de las esponjas marinas o anémonas, que digieren el agua marina a través de sus cuerpos. En este caso, el edificio cuenta con una serie de patios de luz triangulares que atraviesan el edificio en recorridos espirales, permitiendo ventilar de forma natural los interiores de las oficinas sin perjudicar a su iluminación y visuales del exterior. Este sistema ahorra un 50% de energía al edificio.
Eastgate Centre (Harare, Zimbabue), la inspiración de las termitas
Este edificio de oficinas para un conglomerado de seguros e inmobiliarias fue diseñado por Mick Pearce, un arquitecto interesado en la ecología que se fijó el resto de construir un edificio de 3250 metros cuadrados en Zimbabue sin utilizar aire acondicionado. Su conocimiento de la naturaleza lo llevó a inspirarse en las termitas para diseñar el sistema de ventilación, basándose en el sistema de poros y galerías de ventilación que las terminas realizan en los montículos de tierra para regular la ventilación, la humedad y la temperatura. Para ello, analizaron diversas muestras de diferentes tipos de termitas para establecer las diferencias entre ellos que los llevaban a especializar la ventilación de sus montículos a sus condiciones concretas de entorno.
Izquierda: vista exterior del Eastgate Centre. Imagen de David Brazier vía Wikipedia Commons, extraida de The New York Times. Derecha: vista de un montículo generado por termitas. Imagen extraida de la Escuela de Organización Industrial EOI.
Con un sistema basado en este planteamiento, el edificio trabaja mediante un sistema de refrigeración pasiva, por el cual comienza el día fresco, se calienta progresivamente con la radiación solar y la actividad humana y de las máquinas, que es regulada progresivamente por los materiales constructivos de alta capacidad térmica empleados en el edificio. Durante la noche, la red de conductos de ventilación basada de las termitas absorbe este aire caliente y aprovecha su mejor densidad para expulsarlo del edificio, permitiendo a los materiales desprenderse del calor acumulado y estar listos para el siguiente ciclo diario. Con este sistema, el edificio se mantiene a una temperatura estable entre 22⁰C y 25⁰C, empleando un 90% menos de energía que los edificios adyacentes.
BIQ House (Hamburgo, Alemania), la casa de las algas
Este original proyecto desarrollado conjuntamente por Arup, SSC Strategic Scienc Consultants y Splitterwerk Architects utilizan unas algas como medio de generación de energía y regulación de la protección solar. Comentada en un artículo anterior, esta casa posee un sistema de lamas exteriores cuyos paneles albergan agua y algas en su interior, de tal modo que cuando la radiación solar impacta sobre ellos, las algas realizan la fotosíntesis, absorbiendo CO2 y desprendiendo calor, que es almacenado para calentar agua u otros usos. Al mismo tiempo, cuanto mayor es la radiación mayor crecimiento de las algas en los paneles, por lo que a más luz mayor protección solar de estos. La biomasa generada por estas algas también puede ser utilizada como fuente de energía.
Imágenes de BIQ, vista exterior, de los paneles exteriores de control solar y sus conexiones. Imágenes de Arup, extraidas de Plataforma Arquitectura.
Sahara Forest Project (desierto de Qatar), la flor de la luz
Este proyecto en desarrollo combina una serie de instalaciones para aprovechar el agua salada, generar agua dulce, favorecer la siembra y cosecha y aprovechar los beneficios de la radiación solar. El sistema se basa en una planta de energía solar concentrada, mediante una serie de paneles dispuestos en varios círculos concéntricos y con una orientación estudiada en torno a un eje, que aglutina la radiación y convierte el calor en vapor para convertirlo mediante turbinas y generadores en electricidad. Con la electricidad se alimenta una bomba que hace llegar el agua del mar para enfriar los invernaderos. Por otra parte, en los invernaderos, el agua dulce desechada se reutiliza para reglar las plantas ubicadas en el exterior, cuya misión es generar humedad para reducir la temperatura ambiental. El agua de mar se utiliza igualmente para cultivar algas con las que se obtiene bioenergía. El sistema de paneles captadores de la radiación se asemeja a la disposición de los pétalos de una flor, buscando una posición óptima para no competir por la radiación solar.
Imágenes de proyecto del Sahara Forest Project, extraidas del TFM de Mª del Carmen Giménez Molina (ETSAM, 2007).
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