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NOTICIA: Arquitectura de la vejez: cómo integrar a las personas mayores.

Los cambios en las estructuras familiares y la creciente proporción de personas mayores que viven solas convierten a la arquitectura pensada para la tercera edad en un tema relevante para la sociedad, en cuanto a su capacidad para mejorar la calidad de vida.

En las últimas décadas, con los cambios de estructura de los modelos familiares, y muy especialmente con la incorporación generalizada de la mujer al ámbito laboral, hemos tenido que buscar alternativas para la vida y atención de las personas mayores, uno de los problemas fundamentales dentro de la crisis de los cuidados.

Como cada vez se produce un mayor incremento del número de personas mayores, y nuestra esperanza de vida no ha hecho sino aumentar en las últimas décadas, el porcentaje de personas mayores dentro de la sociedad ha crecido de forma imparable y se espera que lo siga haciendo, por lo que como colectivo de pesa en la sociedad se merecen soluciones adecuadas, también desde la arquitectura.

En muchos casos, cuando las personas se hacen mayores, sus viviendas se encuentran insuficientemente adaptadas a sus necesidades, o carecen de los medios o personas necesarios para sus cuidados. En estos casos, lo más común es recurrir a una residencia, pero en España la oferta es insuficiente y, por tanto, demasiado centrada en el ámbito asistencial. El concepto del punto intermedio entre un hotel y un hospital es un enfoque erróneo, ya que lo que las personas quieren en su día a día es sentirse en casa, y nadie se siente en casa ni en un hotel ni en un hospital. Convivir en un edificio semicerrado sin autonomía, con horarios fijos, y compartiendo habitación con un desconocido no es agradable, y por eso solo se recurre a este caso cuando la incapacidad de la persona es bastante grande.

En cambio, en el norte y el centro de Europa tienen modelos más avanzados, llamados de “atención centrada en la persona”. Estos modelos se diseñan con unidades de convivencia más pequeñas, de entre 8 y 20 personas, y con espacios comunes más pequeños y apartamentos individuales mucho mayores, que permiten a las personas mayores mantener una autonomía mayor y una identidad de su espacio propio. De este modo se diseñan los espacios para crear varias unidades por planta que permiten distribuir a los residentes de acuerdo a sus necesidades personales, coordinando la distribución para no incrementar el personal ni los costes excesivamente.

Un ejemplo representativo es el del Complejo de vivienda y salud Eltheto, de 2by4-architects en Rijssen (Países Bajos). Este complejo está diseñado para albergar a personas mayores adaptándose a su personalidad y a sus necesidades de cuidados, de modo que se sientan correctamente atendidas, pero manteniéndose conectados a nivel urbano y social. Con frecuencia, el colectivo de personas mayores queda apartado socialmente y solo se le considera desde el punto de vista de su necesidad de cuidados exclusivamente sanitarios. En este proyecto no solo se prima la salud, sino también la calidad de vida y en su integración en el contexto social.

Este enfoque centrado en la calidad de vida se ha hecho partiendo de un estudio que afirma que si los ancianos tienden a alejarse de su estilo de vida para recibir sus cuidados sanitarios, se aíslan socialmente, se vuelven más dependientes y su esperanza de vida disminuye. Por tanto, para este complejo de viviendas los arquitectos estudiaron las necesidades y modos de vida de las personas mayores, llegando a fijar 4 factores fundamentales en torno a los cuales crearon 4 modelos de vivienda diferentes pero relacionados. En función de estos parámetros (independencia, extroversión, sociabilidad e introversión), las personas mayores pueden vivir de una forma más independente o más conectada socialmente, y en la medida en que su deterioro les haga necesitar más cuidados podrán mudarse a otro de los edificios habilitados para una asistencia mayor, pero sin tener que moverse del barrio.

Además de los 4 tipos de viviendas, el complejo cuenta con un centro de salud comunitario, no solo para el complejo sino para todo el barrio. Este edificio alberga además otros servicios públicos como una biblioteca, un restaurante, una tienda de comestibles, un centro de meditación, guardería, salón de belleza y muchas áreas de actividad y oficinas. De este modo, el edificio se convierte en el corazón del barrio y punto de reunión y relación con la ciudad.

Por otra parte, el espacio exterior entre todos los edificios del complejo, propiedad del promotor, se ha habilitado pensando en que las propias personas mayores puedan utilizarlo de acuerdo a sus intereses, y se les estimula para organizar actividades como programas de jardinería comunitaria, eventos al aire libre y reuniones, juegos como la petanca, o simplemente que funcione como punto de encuentro y conversación. La vegetación se ha escogido en base a criterios de color, sombreado, periodo de floración y fruta como parte del estímulo de curación natural a través del entorno. Este espacio público es totalmente abierto y accesible desde el exterior del complejo, como cualquier barrio, para fortalecer la relación urbana, el carácter público del complejo y en sentimiento de independencia de sus habitantes.

 

FUENTE: https://arquitecturayempresa.es/noticia/arquitectura-de-la-vejez-como-integrar-las-personas-mayores

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