NOTICIA: ARQUITECTURA ‘NATURAL’ PARA COMBATIR LAS OLAS DE CALOR Y EL CAMBIO CLIMÁTICO.

España se calienta. Desde el periodo preindustrial (1850-1900), la temperatura media en nuestro país ha aumentado cerca de 1,7 ºC. Desde los años sesenta, 0,3 ºC cada una de las décadas, según datos de AEMET. Y el futuro no parece mucho más alentador: “Se espera que para 2040 las olas de calor duren 22 días consecutivos, con temperaturas que alcancen los 45 ºC y, por lo tanto, generen mayores demandas de refrigeración”, concluye el informe ‘La descarbonización de la edificación’ de Green Building Council España (GBCe).
 
Este contexto está obligando, por tanto, a repensar la forma en la que planificamos, diseñamos y construimos los edificios que habitamos y en los que pasamos más del 80% de nuestro tiempo. De hecho, la nueva Ley de Calidad de la Arquitectura ya menciona como criterio de calidad de las construcciones su capacidad de adaptación al cambio climático. Así pues, ¿qué iniciativas se están ya llevando a cabo para hacer frente a un clima cada vez más extremo?
 
PLANTAS CONTRA EL CALOR DE LOS NÚCLEOS URBANOS
Muchos arquitectos y diseñadores, que trabajan anticipando los problemas derivados de la ‘nueva normalidad’ climática, han encontrado una solución en la ‘naturalización’ de los edificios. En algunas ciudades como Copenhague (Dinamarca) o Toronto (Canadá), por ejemplo, la legislación obliga a tener vegetación en las azoteas de los edificios de nueva construcción. En España no estamos tan avanzados, pero sí tenemos edificaciones que han tapizado de verde azoteas y fachadas. Es el caso de la Torre Pelli de Sevilla, el centro cultural CaixaForum de Madrid, el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, el Palacio de Congresos de Vitoria-Gasteiz o la terminal del aeropuerto de Ibiza. No obstante, más allá de la estética, ¿cuáles son las ventajas de esta práctica?
Un estudio publicado en la revista 'Building and Environment' por investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica (Etsia) de la Universidad de Sevilla establece una relación inversa entre la temperatura superficial del terreno y la abundancia de vegetación. Es decir, los tejados ajardinados son una herramienta muy eficaz para combatir el calentamiento de los núcleos urbanos. En concreto, estima que solo serían necesarias entre 207 y 740 hectáreas de cubiertas verdes para mitigar los efectos negativos del cambio climático en la ciudad de Sevilla; entre el 15 y el 40 por ciento de los edificios de la capital hispalense.
 
También afirma que este aislamiento natural supone, por un lado, la mejora en las condiciones ambientales, contribuyendo a la reducción de la contaminación (ambiental y acústica), la amortiguación de las temperaturas y el control del drenaje de las aguas pluviales; y, por otro, un mayor ahorro del consumo de energía. En el interior de los edificios, ayudaría a controlar la temperatura, reduciendo el consumo de aire acondicionado hasta en un 25% en verano y evitando pérdidas de calor de hasta un 50% en invierno, según un trabajo del Instituto Americano de Ciencias Biológicas publicado en la revista Bioscience.
 
Otra propuesta enfocada a usar la vegetación como aliada es el proyecto de Madrid Nuevo Norte. Este contempla un parque de 14 hectáreas y una estructura verde de musgo y helechos, en forma de espiral, denominada jardín de viento que está inspirada en las antiguas torres de viento de Oriente Medio, y destinada a refrescar el ambiente cuatro grados aproximadamente. “Este gran jardín vertical se levantará sobre la altura de las copas de los árboles, en mitad del parque, para captar las brisas elevadas y conducirlas a través de su envolvente verde, reduciendo así la temperatura ambiente en su interior y creando un espacio de frescor que se convertirá en el principal punto de encuentro del parque”, apuntó Adriaan Geuze, director de WEST 8, uno de los estudios que se encargará de hacerlo realidad, durante la presentación del mismo.
 
BAMBÚ Y LANA DE OVEJA PARA HACER CASAS EFICIENTES
Otra de las soluciones son los materiales capaces de regular la temperatura de los edificios. Expertos españoles de la Universidad Pública de Navarra junto a la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), la Universidad de Calcuta (India) y la Universidad de Tsukuba (Japón) están desarrollando materiales de enfriamiento radiativo (relacionados con la radiación electromagnética) que permiten elevar la temperatura de los edificios en invierno y reducirla en verano sin que pierdan sus propiedades. “Es una fuente de refrigeración que se conoce desde la antigüedad (en Persia lo usaban para hacer hielo). Estos materiales de enfriamiento radiativo buscan no absorber la radiación solar y enviar al máximo su calor fuera de la atmósfera, al espacio, incluso durante el día. Precisamente por esto son una solución ideal, ya que el calor no es expulsado directamente a la atmósfera, calentándola, sino que es radiado al espacio”, explica la arquitecta y profesora en el Departamento de Ingeniería de la UPNA, Laura Carlosena Remírez. Este proyecto aún está en fase experimental, pero Carlosena reconoce que “los estamos probando en diferentes localidades y climas, y esperamos tener resultados muy pronto”.
 
En esta línea, el proyecto ‘Carbon Smart Materials Palette’, englobado dentro de ‘Architecture 2030’, ha tratado de aportar su granito de arena en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, elaborando una guía de materiales para la construcción lo más respetuosos posible con el medioambiente. Entre ellos, incluyen bambú, hempcrete (hormigón de cáñamo), lana de oveja, bloques de paja procedente de cereales como arroz, centeno, trigo o avena, y madera.
 
Otra propuesta muy interesante es la de Furcifer Inc. que está desarrollando pantallas de vidrio electrocrómico (que dada su composición se vuelve opaco o transparente con el paso de la corriente) para convertir las ventanas tradicionales en inteligentes, y ahorrar así en calefacción e iluminación interior. El aerogel aplicado a vidrio tradicional también permite reducir el uso de calefacción y refrigeración sin que la ventana pierda su transparencia o aislamiento. Del mismo modo lo hace el vidrio aislante al vacío.
 
EDIFICIOS FLOTANTES CAPACES DE SOBREVIVIR A LAS RIADAS
Además de las olas de calor extremas, el calentamiento global trae consigo otros fenómenos como las lluvias torrenciales, las riadas e inundaciones. En su último informe del IPCC, las Naciones Unidas asegura que la mayoría de las edificaciones actuales no están adaptadas y recomienda rediseñarlas incorporando elementos como los catavientos, las chimeneas solares o construirlas sobre pilotes.
 
Alrededor del mundo encontramos algunos ejemplos de construcciones que ya están haciendo los deberes en lo referente al cambio climático. En Países Bajos, el estudio Waterstudio.NL ha dado el primer paso en el diseño de viviendas flotantes. En este caso es un híbrido casa-yate que puede flotar y navegar como lo haría un barco y elevarse completamente fuera del agua, a través de unos pilotes retráctiles. Los suministros de energía y agua están cubiertos gracias a los paneles solares colocados en el tejado, así como al sistema de recolección de agua de lluvia.
 
Con el foco puesto también en mitigar las consecuencias devastadoras que tienen las crecidas de ríos y mares, en Reino Unido Baca Architects ha diseñado una ‘casa anfibio’ que flota sobre el agua en caso de inundación. Esto es posible debido a sus cimientos en diferentes alturas que actúan como un muelle de embarcadero y un sistema de cableado denominado tipo elefante con tuberías flexibles que pueden extenderse hasta tres metros. Por su parte, en India, esta casa prefabricada construida sobre unos pilotes de acero y con unos tragaluces que integran paneles solares que generan energía y proporcionan ventilación, es la propuesta de Architecture Brio para el aumento del nivel del mar. Además tiene otra ventaja: está pensada para que pueda desmontarse fácilmente y reconstruirse en otra zona.
 
Huracanes y tifones también pueden hacer desaparecer una casa en cuestión de segundos. Para evitarlo, en Puerto Rico han proyectado este edificio monolítico cubierto con unas cortinas de un material similar a la lona, resistente a los huracanes, que actúan como contraventana y pueden retraerse fácilmente, además de ocho catavientos con tragaluces que permiten la entrada de la luz natural y el aire fresco. En Japón, por su parte, con el propósito de construir viviendas resistentes a los tifones sin usar hormigón, ISSHO Architecs se inspiró en las tradicionales casas de madera de Okinawa para idear una estructura de madera reforzada en los bordes por 12 vigas de arriostramiento diagonales que tienen doble función: eliminar presión estructural y permitir de forma natural la ventilación cruzada con una mayor apertura.
 
Finalmente, con el propósito de construir viviendas de forma rápida y con el menor impacto posible, dadas las migraciones forzosas a causa del cambio climático, desde Italia están impulsando un prototipo de vivienda fabricada en impresora 3D, a partir de arcilla que puede construirse en una semana. Su revestimiento asegura aislamiento y ventilación para mantener la temperatura idónea en su interior.
 
 
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