NOTICIA: Una arquitectura por el planeta y para las personas.

Siendo la arquitectura un reflejo de nuestra época, esto es, del momento y del lugar en el que vivimos, debe anticiparse a los dos desafíos fundamentales del siglo XXI: la supervivencia del planeta y el progreso de las personas.

Ante el reto de enfrentarse al mañana, la promoción de viviendas está llamada a impulsar firmemente el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones: Económica, Social y Medioambiental.

La hoja de ruta de este objetivo tiene que partir de las directrices de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) planteados en la Agenda 2030, adoptados por todos los estados miembros de Naciones Unidas en 2015 y que pretende guiar la acción mundial colectiva de los próximos 15 años en aras de proteger el planeta y garantizar la prosperidad de las personas.

De la mano de la arquitectura, el sector residencial ha de transformarse para poder satisfacer las necesidades sociales más contemporáneas y, a la vez, permitir alcanzar una mayor calidad de vida a los ciudadanos siempre con la conciencia de respeto y cuidado del medio ambiente. Son necesarias nuevas formas de habitar que puedan dar una respuesta adecuada a la modificación de las estructuras familiares, a sus nuevas configuraciones y al incremento de la población de edad avanzada. Por otro lado, se necesitan soluciones que pongan el foco en el desarrollo de la comunidad y que den respuesta, por ejemplo, a la creciente demanda de alquiler y al reto de facilitar viviendas accesibles a los jóvenes.

La aspiración, por tanto, es llegar a una concepción global de la arquitectura residencial que nos lleve a imaginar proyectos pensando, desde el principio, en que se puedan adaptar a las necesidades actuales, a los cambios que se puedan producir en el futuro y a la gestión de los recursos.

De este modo, resulta crucial introducir, sin dilación, los conceptos de la economía circular en el diseño y construcción de nuestras viviendas mediante soluciones arquitectónicas flexibles y adaptables. Estos conceptos contemplarán todo el ciclo de vida de la edificación, incluyendo su futura reutilización o demolición, y cuyos componentes puedan reutilizarse una vez llegado el fin de su vida útil. 

Y, teniendo en cuenta que el futuro de la sostenibilidad se juega en las ciudades, la descarbonización del entorno construido debe ser una prioridad. El sector inmobiliario tiene que involucrarse y actuar junto a las administraciones públicas en el desafío de la intervención en los entornos urbanos consolidados a través de la rehabilitación y la regeneración medioambiental, social y económica de los barrios residenciales más marginados, degradados, o inadaptados. Sólo así conseguiremos adaptar nuestras ciudades a nuevos modos de vida más diversos, inclusivos, resilientes y sostenibles.

 

FUENTE: https://www.eleconomista.es/vivienda/noticias/11496698/11/21/Una-arquitectura-por-el-planeta-y-para-las-personas.html

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